En més d'un sentit

Hace cuarenta y seis o cuarenta y siete años que Josep Basset recoge hierros viejos, y latas, y tubos de plomo, y rejas, y varillas de paraguas, y los convierte en esculturas. Siempre que se lo dejan hacer, en los catálogos de las exposiciones estampa una palabra: «autodidacta». También le gusta escribir debajo de las fotografías de sus esculturas «soldaduras de hierros viejos». Rehuye las grandes palabras: «artista», «pintor», «escultor». La palabra «escultor», cuando se la siente aplicar, le produce un escalofrío al espinazo.

Xavier Serra

El diálogo de Basset con la materia —con los restos, con los detritus— no es un juego cómodo, no es una relajación. Basset no desea la belleza por la belleza, sino que la reconduce —como idea— hacia un escenario de crítica radical. A mi entender, la obra de Basset cuestiona nuestra época y el sistema que la define: este capitalismo insaciable que todo lo convierte en desecho, empezando por las personas mismas.

Ramon Ramon